¡NO HAY RIESGO! TELÉFONOS MÓVILES NO CAUSAN CÁNCER CEREBRAL
Por Luis Martínez Alcántara
CIUDAD DE MÉXICO.- Un estudio reciente, que abarcó más de 20 años de investigación, demostró que el uso de teléfonos móviles no causa cáncer cerebral, disipando así los temores de muchas personas. Desde que el uso de estos dispositivos se volvió masivo hace un par de décadas, han surgido teorías sobre posibles riesgos para la salud, incluyendo el desarrollo de cáncer en el cerebro.
Sin embargo, esta extensa investigación revisó numerosos estudios previos y concluyó que no hay evidencia que vincule el uso prolongado de celulares con un mayor riesgo de padecer esta enfermedad.
El cáncer de cerebro es una afección grave que puede presentarse de dos maneras principales: tumores cerebrales primarios, que se originan en el propio cerebro, y tumores secundarios, que se diseminan desde otras partes del cuerpo.
Los síntomas incluyen dolores de cabeza intensos, convulsiones y problemas de visión, entre otros. Debido a lo devastador que puede ser este tipo de cáncer, cualquier posible factor de riesgo, como el uso de dispositivos móviles, ha sido motivo de preocupación para la población y los científicos.
El estudio revisó un total de 63 investigaciones realizadas entre 1994 y 2022, evaluadas por un equipo de 11 investigadores de 10 países, entre los que se encuentra la autoridad de protección radiológica del gobierno australiano.
Según Mark Elwood, coautor del estudio y profesor de epidemiología del cáncer en la Universidad de Auckland, no se encontró evidencia de un aumento en los riesgos de desarrollar cáncer cerebral, ni en adultos ni en niños, a pesar del aumento del uso de teléfonos móviles en los últimos años.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), afirmó en el pasado que no existen pruebas concluyentes de que los teléfonos móviles representen un riesgo para la salud. Sin embargo, han pedido que se siga investigando, especialmente sobre la radiación de radiofrecuencia utilizada por estos dispositivos. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) clasifica actualmente esta radiación como “posiblemente cancerígena”, pero este nuevo estudio sugiere que dicha clasificación podría ser revisada en el futuro.
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