ESTUDIANTES SERBIOS LIDERAN PROTESTAS LUEGO DE TRAGEDIA EN NOVI SAD

Por Monserrat Californias

El 15 de noviembre de 2024, la estación de trenes de Novi Sad, la segunda ciudad más importante de Serbia, fue escenario de una tragedia cuando el colapso de una marquesina de hormigón causó la muerte de 15 personas y dejó 30 heridos. 

Este incidente desató una ola de indignación en todo el país, especialmente entre la comunidad estudiantil, que señaló la corrupción y negligencia gubernamental como las principales causas del desastre. La consigna “La corrupción mata” se convirtió en el grito unificador de las protestas que surgieron a raíz de este suceso.

Desde noviembre de 2024, cientos de estudiantes han salido a las calles de Serbia para manifestarse contra la corrupción del gobierno.  Las protestas, que comenzaron como vigilias pacíficas en honor a las víctimas, se transformaron en marchas multitudinarias que recorrieron diversas ciudades del país.

Los manifestantes exigían transparencia en los procesos de construcción y rendición de cuentas por parte de las autoridades involucradas en la renovación de la estación de trenes de Novi Sad, finalizada pocos meses antes del colapso.

La presión ejercida por el movimiento estudiantil y el apoyo de amplios sectores de la sociedad llevaron a la renuncia del primer ministro serbio, Milos Vucevic, el 28 de enero de 2025.  Vucevic, quien había sido alcalde de Novi Sad entre 2012 y 2022, periodo durante el cual se iniciaron las obras de renovación de la estación, declaró que su dimisión buscaba evitar mayores tensiones en la sociedad. Asimismo, el alcalde en funciones de Novi Sad, Milan Duric, también presentó su renuncia en medio de las crecientes demandas de responsabilidad política.

Las manifestaciones alcanzaron su punto culminante el 15 de marzo de 2025, cuando más de 100,000 personas se congregaron en Belgrado en una de las mayores protestas antigubernamentales en décadas.  Liderados por estudiantes, docentes y agricultores, los manifestantes denunciaron la corrupción y la represión de libertades bajo la administración del presidente Aleksandar Vucic.

A pesar de las acusaciones gubernamentales de injerencia extranjera y de incidentes violentos aislados, el movimiento ha mantenido su carácter pacífico y ha contado con el respaldo de la población, que ha brindado apoyo logístico a los participantes.

Este levantamiento estudiantil revitalizó la esperanza democrática en Serbia y ha servido como ejemplo de resistencia cívica en la región. La insistencia en la transparencia, la rendición de cuentas y la lucha contra la corrupción ha resonado más allá de las fronteras serbias, inspirando a otros movimientos sociales en Europa.