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EL PRECIO DEL JITOMATE Y LA OPORTUNIDAD DE CULTIVAR UN NUEVO FUTURO

EL PRECIO DEL JITOMATE Y LA OPORTUNIDAD DE CULTIVAR UN NUEVO FUTURO

EL PRECIO DEL JITOMATE Y LA OPORTUNIDAD DE CULTIVAR UN NUEVO FUTURO

Por Mauricio Palomares

En un nuevo giro de proteccionismo económico, en el norte del continente se ha reinstaurado un arancel al jitomate mexicano que afecta, una vez más, a los productores nacionales. Aunque la narrativa oficial habla de “defender a los agricultores estadounidenses”, la realidad es que la medida golpea con especial dureza a los pequeños y medianos productores del sur y centro de México, quienes ya enfrentaban condiciones adversas: escasez hídrica, sobrecostos logísticos, fluctuaciones del mercado y ahora, una barrera que reduce su competitividad y margen de ganancia.

Este arancel no solo es una herramienta política; es también un recordatorio del modelo agrícola altamente dependiente de exportaciones, insumos industriales y mercados volátiles. Ante este escenario, surge la necesidad urgente de replantear el rumbo. Y ahí es donde entra una visión hasta ahora marginal en las políticas públicas: la perspectiva solarpunk.

El solarpunk es una corriente que combina la tecnología limpia con justicia social, ecología profunda y soluciones regenerativas. Lejos de ser una utopía de ciencia ficción, es una manera radicalmente positiva de imaginar el futuro —y de construirlo desde ahora— con resiliencia y diseño sostenible.

Desde este marco, el golpe del arancel podría convertirse en un catalizador para reimaginar la producción de jitomate y otras hortalizas bajo modelos más justos, circulares y comunitarios. He aquí dos ejemplos concretos que nos muestran cómo:

Ejemplo 1: Agrocooperativas solares en Jalisco

En el municipio de Teocuitatlán, un grupo de productores medianos creó una cooperativa autosuficiente en energía y agua. Con paneles solares y sistemas de captación pluvial, lograron reducir sus costos operativos en un 40%. La energía limpia no solo ha sustituido al diésel y la electricidad cara, sino que les permite operar en horarios más flexibles y vender en mercados locales con identidad ecológica certificada. El arancel de Trump ya no es el centro de su estrategia: hoy venden jitomate de cercanía, sin intermediarios y con valor agregado por su trazabilidad ambiental.

Ejemplo 2: Agricultura regenerativa y turismo agroecológico en Baja California Sur

Productores de San José del Cabo, tradicionalmente enfocados en exportación, han reconvertido parte de sus tierras a agricultura regenerativa con policultivos de jitomate, albahaca y chile. Su enfoque: recuperar el suelo, capturar carbono y diversificar ingresos. A través de alianzas con chefs locales y experiencias de “farm to table”, ahora reciben turismo agroecológico y venden a restaurantes de alto nivel que valoran productos limpios y cultivados con ética.

Estos dos casos no solucionan un conflicto internacional, pero sí ofrecen algo más valioso: la semilla de un modelo agrícola más libre, creativo y resistente.

Mientras se negocian tratados, se imponen aranceles o se firman acuerdos inciertos, es crucial que las políticas públicas y los apoyos rurales empiecen a mirar hacia estas prácticas que ponen en el centro al campesinado, la biodiversidad, la autosuficiencia y el planeta.

El jitomate no tiene por qué ser rehén de la geopolítica. Puede ser símbolo de una agricultura de futuro: una que no solo alimenta, sino que también regenera.

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